¿Qué es un planeta circumbinario? Es un planeta que orbita alrededor de dos estrellas, en lugar de hacerlo alrededor de una, como hacen todos los planetas de nuestro sistema solar. ¿Existe tal cosa? En la imaginación de George Lucas sí, y puede verse en Star Wars (la famosa doble puesta de sol en el planeta Tatooine):
Pero, ¿y en la realidad? Existían indicios y cálculos que apuntaban a que era posible, pero hasta ahora no se había confirmado ningún caso. Pero el número de hoy viernes 16 de septiembre de la prestigiosa revista Science publica un artículo que describe el primer caso confirmado.
Lo ha descubierto el telescopio Kepler de la NASA, a unos 200 años luz de la Tierra. Su nombre es Kepler-16b. Las estrellas alrededor de las que gira Kepler-16b son el sistema Kepler-16, un par de estrellas de diferente tamaño (cuya masas se han estimado en un 69% y un 20% de la masa de nuestro sol), que giran una alrededor de la otra. El año de Kepler-16b (o sea, el tiempo que tarda en dar una vuelta completa alrededor de sus dos soles) dura 229 días, casi lo mismo que el año de nuestro compañero Venus (cuyo año dura 225 días).
¿Cómo se sabe que las estrellas del sistema Kepler-16 giran una alrededor de la otra, y que Kepler-16b orbita alrededor de las dos? Se ha podido comprobar esto gracias a que en su movimiento de traslación, tanto las estrellas como el planeta se eclipsan a intervalos de tiempo regulares: cuando la estrella menor pasa por delante de la estrella mayor (eclipse primario), cuando la estrella mayor pasa por delante de la estrella menor (eclipse secundario), o cuando el planeta pasa por delante de cualquiera de ellas (eclipse terciario o cuaternario), se detecta una disminución en la intensidad del brillo. La frecuencia de los eclipses ha permitido calcular con muy buena precisión el tamaño de los tres cuerpos, a partir de las fuerzas gravitatorias implicadas.
¿Qué interés tiene la búsqueda que lleva a cabo el telescopio Kepler? Kepler está especializado en la búsqueda de planetas en la llamada zona habitable de otros sistemas solares lejanos. La zona habitable de un sistema solar es el rango de distancias al sol a las cuales puede existir agua líquida en la superficie de los planetas, y a la que se supone por tanto que es posible que exista vida, o que puedan albergar posibles colonias humanas futuras (explicado de forma amena, con detalle y ejemplos, aquí). Desafortunadamente, no es el caso de Kepler-16b. Se trata de un planeta gigante gaseoso y frío, parecido a Saturno, muy diferente de Tatooine o la Tierra en cuanto a la posibilidad de albergar vida: las temperaturas de este planeta varían entre -75 y -100 ºC, por tanto la posibilidad de que exista agua líquida en su superficie que permitan el desarrollo o la supervivencia de formas de vida orgánicas similares a las conocidas en la Tierra son absolutamente nulas. ¡Qué pena! Jamás tomaremos el sol los soles Kepler-16 en las playas vírgenes de Kepler-16b.
¿No es algo fascinante? Sí, lo es: nos fascina. Nos encanta observar las rarezas de la naturaleza, del espacio. Nos encanta la ciencia-ficción, nos encanta imaginar que algún día la Humanidad saltará de la Tierra a otros planetas, a otras galaxias. Aunque sea mentira. ¡Que lo es!
No hace mucho leí un artículo interesantísimo y muy crítico sobre las escasísimas posibilidades de encontrar planetas habitables en el espacio, y las más escasas posibilidades todavía de que, en caso de encontrarse, le sirvan a alguien para algo que no sea ponerse una medallita (lectura recomendada: aquí). Reconozcámoslo: ¿qué ventajas pueden derivarse de la llegada del hombre a Marte, por ejemplo, que parece la próxima meta ilusionante, el próximo pequeño paso para un hombre pero gran paso para la Humanidad?
De todas formas, no deja de ser una curiosidad apasionante, desde el punto de vista de la Física, el que un planeta orbite alrededor de dos soles. El artículo original: aquí.